viernes, 10 de diciembre de 2010

Historias de lujuria y altas ventas.

El New York Times, en su sección de libros, plantea que el género que más vende en libros-e es el romántico, por encima de la ciencia ficción, el misterio, de todos los demás. Y el sector sigue creciendo. La nota puede leerse allá:

Lusty Tales and Hot Sales: Romance E-Books Thrive: "Romance novels are the fastest-growing segment of the e-reading market, ahead of mystery and science fiction.


Según la nota, los compradores de este género están verdaderamente hambrientos, y llegan a descargar dos o tres libros al mes. Hay títulos que venden la misma cantidad de ejemplares en versión electrónica que en pasta dura. Pero ¡ojo!, las ventas del libro-e en este género van en aumento, ¿y por qué?

Sencillo, porque los compradores pueden leer en público y no muestran la portada. Ya no tienen por qué avergonzarse en el metro por las imágenes de hombres guapérrimamente descamisados o de mujeres hermosa y justificadamente escotadas.

Con estas notas tan serias, Corín Tellado debe estar dando de brincos en el cielo de los obreros literarios.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Yo quiero de regalo "Los cómics de 'Serenity' y 'Firefly', de Joss Whedon"

Si alguien ha pensado en regalame algo más o menos complejo de conseguir, y ni tan barato ni tan caro, una opción son
Los cómics de 'Serenity' y 'Firefly', de Joss Whedon: "Dark Horse ha publicado dos miniseries, dos especiales y un cómic de ocho páginas, destacando el guionista Brett Matthews y el dibujante Will Conrad."


Sería un gran regalo por dos razones primordiales: la primera es que hace mucho tiempo no me clavo en el mundo de las historietas, tebeos, cómics y, debo confesarlo, extraño esos momentos nerdianos en que me introducía a una tienda especializada, o una tirajería, y me pasaba todo el tiempo del mundo abriendo y cerrando páginas y páginas llenas de líneas, rayones, colores (aunque siempre sentí especial gusto culpable por ejemplares en blanco y negro).
La segunda razón es porque la saga de Firefly en televisión es de mis favoritas. Los vaqueros del espacio, la interculturalidad china, entre armas que disparan rayos o balas, da igual; una adolescente con una historia secreta y su hermano guardián; una raza de caníbales/zombies que saben manejar naves espaciales; y, lo mejor de todo, 'Mal' Reynolds, el capitán de la nave Serenity (un modelo Firefly) tratando de hacer creer a todo el mundo que es un tipo rudo, rudísimo, y no hay quien se la crea. 
El mito televisivo de la serie también es un aliciente para verla. Se sabe que Fox canceló la primera temporada transmitiendo solo once de los catorce capítulos producidos. Que con todo y que al año siguiente uno de esos capítulos trasmitidos gabó el Emmy  por los "excepcionales efectos especiales para una serie", con todo y que la venta del DVD de la única temporada superó con creces lo esperado por los productores, la serie no volvió a producirse. Y eso que el creador, Joss Whedom, tiene entre sus creaciones uno de gran éxito y fama: Buffy la cazavampiros. 
La película que concluye la zaga me gustó menos, pero también me gustó.
Por esto y muchas cosas más, ven a mi casa esta navidad, y regálame los cómics de serenity y Firefly de Joss Whedon. Y hasta te daré un abrazo si lo haces.
Un abrazo de letras

viernes, 19 de noviembre de 2010

Las ocho y diez y los olmecas


A veces olvido que el trabajo del escritor es en el escritorio; que hay que sentarse todos los días frente a la pantalla para avanzar algo. Hace unos días dije que me había costado trabajo concluir un cuento que pertenece a la colección de textos de la beca del #CTEscritores. Anoche, mientras saludaba de lejos a David Coronado y a mi hermano en una clase de guionismo (ellos llegaron tarde), recordé que no había entregado el guión televisivo de cada semana. ¡Mierda!, dije. ¿Qué le pasa a esta cabecita mía? Debía entregarlo ayer a medio día. Ni siquiera hice la investigación correspondiente. Ahora me vi obligado a levantarme a las ocho y diez de la mañana, y estoy haciendo una investigación por Internet, en lugar de haberme apersonado en la exposición olmeca de la que debo hablar.


¿Qué le hago? Tengo una hora límite (que no me gusta tener) a las diez y media de la mañana. Y estoy aquí, en lugar de hacer el guión, escribiendo este post.
(foto de Milenio Online)

martes, 16 de noviembre de 2010

Herpetario y otras cosas

Este libro de cuentos me ha costado más trabajo del que pensaba. Lo malo es mi propensión a planear las cosas con tanto adelanto. En los próximos días concluiré Herpetario, cosa que debía haber sucedido hace un par de semanas; pero ya tengo comprometida la entrega de La santa de los imbéciles, porque lo quiere publicar tunAstral de ya (creo que en el 2011 se acaba mi mamonería de no querer publicar), y ya tengo planeadas dos novelas (tengo escaletas y todo) para escribir durante el próximo año. Tanto el libro para tunAstral como las dos novelas en mi cabeza me están haciendo mucho ruido, y Herpetario se ve afectado, pero es el de la beca, y debo finiquitarlo.

En fin, hoy logré otro avance en este libro, y cada vez estoy más cerca de llevarlo a buen fin. Espero sea antes de la FIL Guadalajara.
Y ya.

martes, 5 de octubre de 2010

Caza de Letras, la cuarta emisión

Hoy, a las doce del día, dará inicio el Cuarto Virtuality Literario Caza de Letras. Un concurso donde ocho escritores, preseleccionados, se someterán a pruebas literarias, al voto de los jurados y del público que día a día podrá ir viendo su avance.

Este año, Caza de Letras tratará sobre las minificciones. Ocho libros de minificciones que irán creciendo, decreciendo, mejorando, empeorando a la vista pública. Al final, luego de seis semanas, el mejor libro (el más votado por jurado y público) será premiado con cien mil pesos y una publicación. Este concurso es organizado, principalmente, por la UNAM y Alfaguara.

Estoy ansioso de ver cómo trabajan cada uno de los ocho participantes, cómo responden a la presión y quién es el mejor minificcionista de todos. Será muy divertido.

Un abrazo de letras

Capa

Ataviada de rojo brillante, coqueta, Mariana cierra los ojos y escucha. La turba aplaude al ritmo cardiaco; grita Mariana, Mariana, hazlo, hazlo. La banda de música tiene un sonido: percusión que marca el ritmo de los aplausos de la turba. Mariana abre los ojos y observa. Ha llegado al extremo más alto de la escalera. Su madre, ya muy vieja para esos viajes, le entrega la barra que pende del cielo de lona. Hazlo con cuidado, le dice. Mariana asiente. No sabe las preguntas que mamá se está haciendo ahora: si todavía es una niña, si ya no lo es. Si está preparada, si no. Ya es hora. Mariana inspira y escucha otra vez tambores,  aplausos, gritos. Toma con ambas manos la barra y, a punto de lanzarse al vacío, mamá la detiene. Espera, le pide al oído, todavía no. Abajo, ataviado de gris opaco, señor Lupo pide, ante micrófono, un instante de silencio. Callan aplausos, gritos, tambores. Mariana no comprende del todo pero, atendiendo a los últimos meses de entrenamiento, mantiene la concentración. Mariana es la más joven de una familia de trapecistas, explica al público señor Lupo, esta noche será su debut. Mamá de Mariana extiende una capa roja, símbolo familiar, y se la ata al hombro. Del otro lado de la pista su abuelo, viejo volador, la espera. Mariana tiene que llegar a él. Para eso, cruzará en péndulo por sobre el vacío. Un viaje no tan largo y con un sólo peligro: la caída. Sólo una proeza se le ha pedido: el triple salto mortal. Cuando cruce, si cruza, bajará por las escaleras del otro lado y será recibida por señor Lupo, quien la tomará de la tenue cintura y la exhibirá a todo el mundo. Pedirá aplausos. Todos deberán sonreír y agachar la cabeza: madre, abuelo, Mariana y señor Lupo. Y a partir de ese momento la historia, día con día, se repetirá. Señor Lupo, incluso, le ha prometido una velada para festejar el inicio de una carrera prometedora, en su casa rodante, luego de la función. Mamá accedió a dejarla dormir noche, muy noche, y hasta le dijo que podía beber cerveza: ya es adulta; ya vuela por los aires. Señor Lupo pide atención nuevamente; reinician los tambores que marcan el ritmo de los aplausos; Mariana se aferra a la barra y toma impulso; mamá hace la señal ensayada para que abuelo, del otro lado, se prepare. Mamá suelta a Mariana, quien se aleja, se aleja. La capa roja se abre por la inercia, el viento. El público guarda silencio. 

martes, 28 de septiembre de 2010

Red Latinoamericana de Gestión Cultural (REDLGC)

Una aparente buena noticia es la naciente Red Latinoamericana de Gestión Cultural (REDLGC), que se dio el pasado 12 de septiembre de 2010 en el marco del Seminario de Gestión Cultural y Diversidad en Uruguay. Por México firmó la Universidad de Guadalajara, la única de nuestro país que aparentemente está preocupada y ocupada en realizar acciones en asuntos de gestión cultural. Al menos la única que siempre está en el mitote internacional.

Organizada por Traful, en Canelones, Uruguay, los países que signaron la creación de dicha red fueron Colombia, Chile, Argentina, España y Uruguay, además de México. Traful es una organización que se define como cooperativa y que, entre otros fines, persigue el de "promover proyectos socio/culturales, donde se destaque el fortalecimiento de la identidad, el rescate de sitios y/o actividades patrimoniales que propicien el desarrollo cultural".

Según la nota posteada en la página Traful Uruguay, son objetivos de la red:

  • Generar y socializar conocimientos sobre prácticas, discursos, conceptos y metodologías de la gestión cultural y las políticas culturales en América Latina.
  • Propiciar el intercambio entre profesionales, estudiantes, docentes e investigadores sobre prácticas de gestión, cooperación y políticas culturales de Latinoamérica, contribuyendo a la socialización y fortalecimiento de dichas experiencias.
  • Estimular la profesionalización de la labor de los gestores culturales favoreciendo el desarrollo de instancias de formación que contribuyan al fortalecimiento del quehacer cultural y sus actores.
  • Contribuir al fortalecimiento de la asociatividad de los gestores y sus organizaciones mediante la cooperación y el trabajo en red. 
  • Analizar y proponer criterios teóricos, metodológicos, formativos y normativos para la práctica de la gestión cultural.
  • Visibilizar la profesión de la gestión cultural dentro del campo cultural y en la sociedad en general.
  • Fomentar una gestión cultural que promueva la cohesión social, la equidad, la participación ciudadana, la libertad de creación, la interculturalidad, la cultura democrática con especial atención a los agentes culturales de base.
  • Promover el emprendimiento cultural y creativo como herramienta para la diversidad cultural haciendo especial hincapié en la dimensión latinoamericana.
Una nota optimista puede leerse en el blog del programa radiofónico chileno Mosaico Cultural, aquí: Nace Red Latinoamericana de Gestión Cultural

Ojalá este proyecto siga adelante y que los objetivos se alcancen; que pasado el tiempo -incluso- tengan que renovarlos porque los primeros ya se consiguieron. Ojalá. Diosmediante. La maravilla de la gestión cultural es que sus profesionales tienen como característica principal el optimismo.

Un abrazo de letras.

martes, 7 de septiembre de 2010

Chicle suavecito












De Tania Hernández Arzaluz, de quien pueden leer su blog de cotidianeidades, aquí, y su blog literario, aquí

Tenía la oreja pegada a la puerta, pero no alcanzaba a oír nada. Mis papás a veces hablan tan bajito. No sé cómo lo hacen, nunca me han enseñado.

Me senté en el suelo, el frío de los azulejos se me metió de sopetón debajo de los pantalones, me dieron ganas de reírme, pero me aguanté, tampoco se me da eso de reírme bajito.

Es que ahora cuando me mojo, me río. Una vez me senté en la banca del parque, me levanté rápido pensando que había empapado el uniforme. Nomás fue un sustito, lo que sentí sólo era el frío de los fierros verdes. Sentir el frío de algo es como mojarse, por eso me dan ganas de reír.

Mis papás seguían discutiendo y yo no veía nada, sólo la rayita que se hace debajo de la puerta cuando alguien enciende una luz del otro lado. Esperar, me dije. Cómo esperar si este era un día de esos que el sabor del chicle se acaba más rápido de lo normal. No creo que sea una cosa de marcas o sabores, yo digo que es la fuerza con la que uno mastica.

Un día lo mastiqué despacito para que la maestra no se diera cuenta que no lo tiré al entrar al salón. Me duró hasta el recreo.

La puerta se abrió, entonces recordé que mi mamá huele a la humedad del pasto recién cortado, aunque yo siempre le digo que huele bonito.

–Lo intenté, pero tu padre no quiso– me dijo.

–¿Entonces?

–Tendrás que quedarte unas horas más.

¿Unas horas más encerrado en el baño?, pensé.

Y yo con unas ganas de un chicle suavecito, morado, si es posible.

Abrir y cerrar

En Mexico, conocida como Raton Viejo
Foto de Mora Majareta

Nada más abrí la puerta y el ratón viejo echó a volar. Se metió entre mis piernas y por pocos instantes se atoró en la orilla de la falda. No me asustó. Me gustan los ratones viejos. No me explico cómo todas las chicas del salón insisten en que son feos, grotescos. Mi madre dice que son de mal agüero. Mi padre que son polillas. ¿Alguien se ha puesto a observar las alas? Ningún patrón se repite, son individuos. A veces he encontrado rostros. Imagino que son su forma de mostrarse humanamente ante los humanos. Una vez toqué uno de ellos. Creí que eran ásperos, pero no, son tersos. Me recordó a la textura de las franelas que cosía la abuela. Esas mismas franelas que olían a la crema que aromaba toda su habitación y toda su casa, salvo la cocina que cada vez que llegaba de visita olía distinto: unas veces a la agridulce fruta a punto de descomponerse; otras a arroz amarillo, mi favorito. Otras más a salsa roja. La salsa roja no me gusta tanto. Es como introducir lama de río en la boca. Mejor el arroz amarillo que se siente como suaves algodones. El ratón viejo dio un par de giros antes de escapar torpemente hacia arriba, creí que me pedía disculpas por el exabrupto. Yo también me disculpé, pero en voz baja, para que mi madre no volviera a decir que estoy loca porque hablo sola. Me gusta escuchar mi voz, pero me gusta más escuchar el aleteo de los ratones viejos. Respiré un poquito para guardar en mi cabeza esta imagen del ratón viejo volando y luego escribirla en el diario. Cerré la puerta, debía cumplir con el mandado.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Escritores Efe Eme

Me acabo de encontrar con esta estación que anuncia "Radio para escritores, por escritores".




Desafortunadamente, todo está en inglés. Sin embargo, su existencia puede significar un proyecto a copiar.
Actualmente, sólo he podido escuchar los podcasts, que son entrevistas a escritores que, para ser sincero, no conocía. El link para escuchar radio en vivo no me ha funcionado. Ojalá ustedes tengan mejor suerte.
Un abrazo de letras

lunes, 2 de agosto de 2010

jueves, 22 de julio de 2010

El nuevo estudio

Ha ocurrido mucho desde la última vez que escribí algo en este blog. Y es que ha pasado mucho tiempo desde ese entonces. Baste decir que, sin haberlo planeado gran cosa, ahora estoy por fin en este nuevo departamento, que en primera instancia sería sólo un estudio, el lugar ideal para sentarme a escribir, entre otras cosas, los posts para este blog.  Permitan que lo cuente por partes.

El desenamoramiento
Por respeto a ella y por respeto a mi y por respeto a ustedes, lectores, no quiero dedicar muchas palabras a esto. De pronto me di cuenta que ya no amaba a esta pequeña mujer. Y era muy probable que ella tampoco se sintiera ya ilusionada conmigo. aunque en realidad no fue tan de pronto. Fue la falta de atenciones de ambas partes para con ambas partes, la falta de deseo y el hecho de que nunca se alimentó. Fue la culpa de ambos, pero me tocó lo más doloroso: luego de tomar la decisión la cité en el café de su preferencia y le dije así, sin mucho preámbulo, que prefería terminar con la relación. Ella sonrió y me dijo que lo sabía, que si no hubiera sido yo lo habría hecho ella, y solo me dijo sorprendida que no esperaba fuera tan rápido. Para mí no lo fue . Lo alargué demasiado, lo alargué como se alargan esas decisiones que causan culpa. Le deseo lo mejor a esta mujer, como se lo he deseado a parejas anteriores.

El enamoramiento
Por supuesto, tan pronto como la vi salir del café, marqué al mejor amigo de los ultimos tiempos. Los que me conocen en persona y los que me han leído por este medio o por tuiter saben quién es ese mejor amigo de los últimos tiempos. Y le dije lo mal que me sentía. Lo vi a los minutos en ese otro café que era el preferido de él en aquellos momentos. Allí estaba su chica. Entre los dos planearon una de esas salidas relámpago que ellos saben planear. El geocaching, debo decirlo, puede ser muy divertido y sorpresivo.
En ciudad de México fue. Yo invité a mi otro mejor amigo, pero no el más reciente, sino el de los tiempos más viejos. Los que me leen por tuiter o por este medio e incluso los que me conocen pueden no tener idea de lo importante que es para mí Arturo. Ellos invitaron a otros amigos, pero sólo llegó una de ellas: Tania.
Tania y yo nos conocíamos de antes, aunque ahora, luego de haber vivido los últimos dos meses en su compañía, nos hemos preguntado una y otra vez cuándo nos conocimos. Ninguno lo recuerda. Sólo suponemos que fue Ernesto o fue Itzel, o fueron ambos, quien nos presentó. Sólo recordamos aquel día en Valle de Bravo, durante la más reciente edición del Festival de las Almas, en que nos coqueteamos sin llegar a ningún lado, porque yo tenía una relación y los que me conocen y los que no me conocen suelen sorprenderse de esta incapacidad mía por la infidelidad. También recordamos Tania y yo aquella no planeada reunión en casa de Lorena, Lumbrales, donde nos vimos a los ojos como se pueden ver a los ojos quienes se gustan. Recordamos otras cosas Tania y yo, pero no son tan narrables.
Y esa noche, en ciudad de México, Tania y yo.
Tania me atrae por muchas razones. Me gusta, claro. Es emprendedora y es talentosa y tiene sus ideas y ha hecho su vida como ha querido, con o sin trabas. Tiene planes y sueños y energía para llevarlos a cabo. Y le gusto y me quiere.

Las otras decisiones
Han pasado ya dos meses desde ese día. Han pasado otras cosas. El valor de la primera decisión me ha permitido tomar otras. Le pedí que fuera mi novia. Esto nadie lo sabe. Era de noche y veíamos Metepec desde la iglesia del Calvario. Fumábamos. Recibí una llamada de mi madre y le dije que estaba con mi amiga Tania. No sé por qué pero me dolió decirle así. Colgué y le pedí que fuera mi novia. Dijo que sí. Fue un asunto preparatoriano. Fue lindo, importante. Sobretodo lo último.
Tomé la decisión de rentar un departamento para que fuera mi estudio. Para no tener que ir todos los días hasta Chapultepec y hacer casi una hora de trayecto y luego comer algo y caer vencido por el sueño de mi narcolepsia.
Con la renta del departamento vinieron otras cosas. Extrañas algunas. La familia de ella me aceptó de inmediato, y cuando se enteraron del nuevo departamento, el estudio para escribir, le propusieron a Tania que se viniera a vivir conmigo. Fue su padre quien manejó la camioneta que trajo hasta la nueva cocina la estufa que Tania había recibido como regalo de su abuelita. Fue su madre quien me regaló tres plantas, una de ellas es una hoja elegante, mi planta favorita de todos los tiempos. Tania compró el escritorio y la silla giratoria donde ahora escribo estas líneas.
Mi familia ha tenido una reacción similar. Les cayó bien desde el primer día. Cuando les dije que tenía ya un departamento apalabrado para que fuera mi estudio, mi madre sacó un paquete de ollas y se las dio a Tania. Porque le daba mucho gusto que ya reiniciara mi vida. De la ferretería, el negocio de la familia, mi padre sacó algunos aditamentos para que yo hiciera arreglos mínimos necesarios para el nuevo departamento, mi estudio.
Ninguna de las familias ha tomado en cuenta que Tania y yo llevamos dos meses juntos. Nada más. Y que los planes de ambos sí parten de una tranquilidad básica para formar una relación estable.
Estoy contento con esta relación. Mucho. Estoy enamorado.
Ya compramos una cama y ya hemos pasado algunas noches aquí, los dos. Ya funciona el calentador de agua y nos hemos bañado. Ya tenemos trastos que hemos comprado o que nos han dado. Hay tres sillas en la estancia y una caja que hace las veces de mesa de centro. Ya hay ceniceros por todo el lugar. Ya colgué las cortinas y ya puedo andar desnudo por todo el espacio, sin avergonzarme por las adiposidades. Ayer, en el supermercado, compré un minidesayunador para dos personas que cabe perfectamente en la cocina. También compré el shampoo, el acondicionador, el jabón, pasta de dientes y papel de baño.
Faltan otras cosas. No tengo ropero ni clóset, y la verdad pienso comprar una cajonera de cartón. De casa de mis padres me traeré un ráquet improvisado con tubos galvanizados para colgar mi ropa. Falta un refrigerador y, según mi hermanita, me falta una televisión. Según yo, me falta más el Internet.
Seré yo quien se venga primero a vivir a este lugar de manera permanente. La decisión del departamento fue mía y Tania lo que ha hecho es apoyarme. Ella llegará aquí en otro momento, cuando lo considere pertinente. La estaré esperando. Mientras, de cuando en cuando, despertaremos juntos.
Tengo pendientes. Tengo que concluir con el proyecto de la beca del Centro Toluqueño de Escritores. Tengo que escribir los dos o tres guiones semanales, las cápsulas culturales, del programa de Televisión Mexiquense. También debo terminar el libro que prometí a tunAstral. Además quiero escribir algunos cuentos sueltos, tengo varias ideas.  Por lo que puedo ver en estos momentos, eso ya no será tan difícil. El estudio es, de verdad, el lugar ideal para hacerlo.




miércoles, 5 de mayo de 2010

Lectura en público, otra. O que lo mejor sería que leyeran a Coelho.

No quiero continuar con la idea del último post. Mejor algo distinto. No mucho. Esta vez será corto. Hace rato, en la Facultad de Humanidades de la UAEMex, se presentó otro libro de #tunAstral. Para ser franco, y a diferencia del anterior post, no vale la pena escribir el título. Baste decir que es de la misma colección, tunAstralia, y ya. Margarita hizo gala de su necesidad por humillar a los demás. En una de esas dijo: "estoy segura que si leo sus trabajos tendrán pésima ortografía y hasta incongruencias". Le dijo al presentador que no le importaba que su nacionalidad fuera colombiana, porque ella era de Acambay (cabe recordar que ella preguntó: "¿de dónde eres, muchacho?"). Y cosas así. Mi sorpresa vino con una chica que desde el principio levantó la mano para hablar. No fue vista en un par de ocasiones y hasta la tercera le dieron la palabra. Creí que reclamaría la forma en que Margarita subestima a quien no conoce. Todo lo contrario. La chica dijo: "que bueno que dicen esas cosas, mis compañeros de Letras leen pura basura". "Cuauhtemoc Sánchez o Paulo Coelho" interrumpió Margarita. "No", reviró la chica. "Ojalá leyeran a Coelho. Están leyendo Quiúbole". Mierda.


miércoles, 28 de abril de 2010

Lectura en público

El día de hoy ocurrieron dos presentaciones del mismo libro. Furiosa sustancia de Roberto Fernández Iglesias es un libro que se planeó hace varios años y hasta este, que el gordo viaja a España, fue concluido. La primera presentación fue en la preparatoria Nezahualcóyotl de la UAEM, la prepa 2. Los alumnos ya habían leído el libro, por lo que la romería se convirtió en una tarde de complacencias. La segunda ocurrió en la Unidad Académica de la misma UAEM pero en Atlacomulco. El programa Cafés Literarios tunAstral-UAEM Atlacomulco duró trece años antes de su interrupción en 2009. Con la presentación de hoy se supone que reinicia. Sólo quería contextualizar un poco antes de llegar al punto: Roberto, hombre que a lo largo de su vida se ha granjeado varias enemistades, aprovechó la pregunta obligada en cada presentación ("¿cómo se inspira para hacer sus poesías?") para soltar su campaña personal, esa de que hay que pagar al escritor con dinero y no con estampitas o presentes. "Escribir es un trabajo que se realiza con conocimientos y que significa horas nalga", es más o menos lo que dice. Hasta este punto yo estoy totalmente de acuerdo con la postura de Roberto. Sobretodo porque las enemistades del Gordo Iglesias no son  necesariamente las mías. Sobretodo porque tengo bien clara una cosa: esa campaña debería beneficiar a todo el mundo, incluso aquellos que no son los cuates de #tunAstral. Comienza mi desacuerdo cuando en el discurso echa la culpa a las autoridades y a los gestores culturales. Aunque, para ser franco, sé que las autoridades y los gestores de la cultura son bastante culpables, la ausencia de crítica hacia el escritor que se presenta una y otra vez de a gratis es lo que me molesta. Es que este ejemplar, el escribano que dice sí tan pronto como le ofrecen una mesa y un micrófono, ha hecho más mal que bien a todo el mundo: al escritor que valora su trabajo, a la autoridad que no tiene un criterio estético y, sobretodo, al posible lector. Esto último en el sobreentendido de que las presentaciones literarias tengan como objetivo la génesis de espectadores de la lectura. Antes de continuar quiero dejar algo bien claro: no soporto leer mis textos en público. Para este mes de la lectura pude zafarme de al menos tres lecturas públicas. Sin embargo, para el viernes 23, el mero día del libro y de los derechos de autor, tuve que asistir a un acto. No pude negarme ante la insistencia de @porfirioh, presidente del #ctescritores. Un acto en el que se suponían involucrados la Biblioteca Mexiquense del Bicentenario y el Ayuntamineto de Toluca. Lo que sucedió el viernes fue algo que dio vergüenza ajena y que subraya mi necesidad de no aceptar más de estas acciones. Ni siquiera quiero ahondar en algo que no vale la pena. ¿Por qué no me gusta leer en público? Primero: creo firmemente que la lectura en público debe ganarse ante el lector, no ante las autoridades o los cuates gestores culturales. Aun tengo un larguísimo trecho por recorrer con mis palabras escritas. Segundo: no me halaga que me hablen de la oficina de la Dirección de Servicios Culturales del IMC, ni de la coordinación de tal o cual lugar, ni de la oficina de la asociación civil más importante del Estado. Todo lo contrario, como dicen que decía Groucho Marx, desconfío de todos los clubes que me quieren como su agremiado. La tercera razón ya fue expuesta: desde hace mucho tiempo estoy convencido de que las lecturas en público o las presentaciones de libros no sirven para conseguir nuevos lectores (si este no es el objetivo, entonces que alguien me lo explique, porque yo no entiendo tanto gasto de recurso). Incluso creo que aleja a los posibles. Me quedo con la presentación de libro entre cuates, como algo íntimo, una fiesta. Que no sea público o rígido en sus formas. Pero ya escribí de esto en mi columna de El Ocotito del mes de abril. Luego les paso el post. Y en esto me diferencio de mi querido maestro Roberto Fernández Iglesias. Todavía cree, o sabe algo que yo no sé (seguro que es así), que esto funciona.
De cualquier manera, ya es noche, mañana continuaré con esta idea porque aún tengo cosas que concluir. Un abrazo de letras.

martes, 27 de abril de 2010

Atrapafantasmas/#Caleidoscopio.

A veces me da por ser tonto. No sé si la palabra sea la correcta. En inglés usan el goofy para describir esto. Suelo ser tonto en ese sentido (supongo que en los demás sentidos también). Ayer me puse a decir tonterías en el twitter, y verdaderamente me hizo sentir un poco mejor. ¡Cuánta libertad representa el twitter! Dije que quería atrapar fantasmas. Y ya, todo se dio. Comencé una sarta de palabrerías sin gran sentido. Me divertí un rato. Tuve respuestas de algunos amigos twitteros que siguieron con el juego. Seré atrapafantasmas. En una de ésas, le pedí a @pedrosandoval que me hiciera una canción de atrapafantasmas. Ser rió. Nos reímos.Y ya./ Hoy en la mañana tuve reunión de trabajo de #Caleidoscopio. No fue @pedrosandoval. Sólo @la_ramirez y yo, y Flor y Alfonso Sánchez Arteche. Eso significó la vuelta a la realidad. Y ya.

lunes, 26 de abril de 2010

Sin #Catorce/Sin FraPaGu/Sin vergüenza

Hace semanas que el #Catorce, mi auto rojo, está en el taller. Afortunadamente, el mecánico es uno de ésos seres humanos peculiares. No sólo aguanta y almacena a mi auto en su taller mecánico, sino que hasta le ve el lado bueno al asunto: así parece que siempre tengo chamba, me dice cada vez que lo encuentro en #CafeCollage, cada vez que le hablo o cada vez que nos carteamos por correo electrónico.  Porque a mi amigo mecánico le gusta el café y tiene una charla que se agradece. En algún otro momento debo hablar de él: Moisés Peña que, además de ser ingeniero hidráulico, está estudiando para ingeniero automotriz y letras hispanas en la UAEM. No sólo eso: le gusta escribir ficción, y cada día lo hace mejor. Creo que fue la última charla con él, y ver su avance en las letras (hace tres o cuatro años sus cuentos eran verdaderamente insufribles y kitch), lo que me ha permitido comprender que puedo regresar a escribir por placer. La ausencia del #Catorce en la cochera se traduce en un espacio en blanco que rara vez me molesta. No me importa no verlo ahí, fuera de casa, esperando a llevarme a algún lado o esperando, casi siempre, a que lo lave. No suele importarme esa ausencia cuando salgo al trabajo cada mañana. Tomar el camión suburbano, color blanco con verde, hasta es cómodo. La salida de mi casa se da cuando ya es tarde para muchas personas y es raro hallarme con aglomeraciones humanas. Tampoco me molesta su ausencia cuando ando por Toluca, navegando a pie las multifomes calles. Todo lo contrario, casi siempre agradezco la oportunidad de hacerlo. Y agradezco más no tener que buscar un lugar para estacionarme. El único momento que verdaderamente extraño al #Catorce es por las tardes, cuando debo regresar. A esa hora encuentro las aglomeraciones, los tránsitos, los calores acumulados. Mi ira se destapa. Debo dejar a @Areligarcia19 más temprano y no puedo llevarla hasta su casa. El regreso es largo y tedioso. Acaso es la mejor excusa para hacer lo que hace mucho debí hacer: mudarme a Toluca, ciudad de caricias y desplantes, tal y como me gustan. /Ayer en algún momento del día falleció Francisco Paniagua. FraPaGú. Paco Paniagua. Poeta. Vayan estas cortas palabras, escondidas en medio del texto, para enviar mis condolencias a su familia. Betania, la hija que más he tratado de este hombre, es una mujer productiva y bondadosa con sus creaciones. La tengo, como a su padre, en muy alta estima./Poseo otro blog. Mejor dicho es un vlog. Un Vi Log. Un video log. Video blog. Llevo más de tres semanas con un diario en video. No es público.  Pero esta es una confesión que nunca pensé hacer. Me grabo desde la web cam y digo mis pendejadas. Es divertido hacerlo. También es una forma de hacer el desnudo ridículo. No me animo aún a hacerlo público porque he visto otros video blogs y las dinámicas son muy distintas. Esto es lo que hago mal: a) soy muy pausado para hablar; b) tengo una dicción espantosa, pastosa; c) no opino, sólo cuento lo que hago; d) a veces se me olvida grabarlo cuando aún estoy vestido, y lo hago en ropa interior, ya acostado (una cosa verdaderamente horripilante). Hace rato grabé a #Raymondelcuyo para este video blog. Y ya, nada pasó.

De 2010-02-12

domingo, 25 de abril de 2010

Backache/solomillo/y tecolotes blancos en el cerro.

Qué complejo, me dije más de una vez, resulta tener un ritmo apropiado. No basta con la simple idea, me seguía diciendo, de trabajar en dos libros al mismo tiempo; un diario de campo, un blog, exige un titipuchal de tiempo del que no dispongo. Desde el principio fantaseé con la imagen romántica del escritor nocturno que, solitario en casa, se siente frente a la computadora y, café caliente y dona, escribe en su diario público las vicisitudes del día.  Esta imagen se complementa con  la posibilidad de que cualquier navegante del mundo se tope con estas palabras, aunque narcolépticas, y tal vez lea algo soso o emocionante sobre cómo vive su vida un tal Alejandro que, por el momento, escribe un libro de cuentos por el que le dan una beca y escribe otro libro por el que le dan un sueldo.
Las excusas y las imágenes se reacomodaron una y otra vez, para reconstruir razones por las cuales no cuelgo nada apropiado en un espacio que desde hace tiempo necesitaba tener. He estado leyendo los blogs de otras personas, y he aprendido a conocer a otros separados de mí en el espacio y, casi todos, en el tiempo. Lo verdaderamente complicado, después lo supe, no es el proveerse de tiempo para escribir en un blog. Pero ni siquiera eso sé, pues la excusa se ha modificado (aunque la imagen no). De la falta de tiempo pasé a darme cuenta que mis temas son harto rechazantes, cuando tengo un tema. Sé que todo lo que escribo son excusas y me quejo de que ando enfermo, que me siento enojado por la depresión o cansado y narcoléptico. Las palabras son negativas (narcolpesia es una palabra narcoléptica).
Al principio creí que quería este blog para hacer crítica cultural del Valle de Toluca y, ¿por qué no?, del país. Pero pronto me di cuenta de mi error. Mis necesidades no van por ahí. Quería hablar de mí y de lo que siento (la bronca es que todo lo que siento en los últimos meses, ya lo he contado, son la narcolepsia y la ira).
También he notado mi propensión a no concluir las ideas cuando escribo (como en este post), cosa que hace que lo que yo escriba sea incomprensible. O saltar de un tema y regresar al anterior. ¿Qué más da?
Ya sé a cuál es mi problema: no es la falta de tiempo o el eterno sueño. Es el famosísimo y mentadísimo miedo a mostrar cómo soy. Tal vez tengo miedo de darme cuenta que no sé quien soy, que no soy lo que debo ser. Que no debiera estar aquí sino en otro lado.


Lo que mantengo es esta imagen fantástica: la posibilidad de escribir y que las palabras se vayan al aire inmóvil pero inmenso de la red. De pasar a una inmortalidad que es alterna, finita y desechable. Hablo a la nada para que nadie me escuche, pero queda constancia de eso que digo.
Me siento a gusto de vuelta en mi blog. Mi diario de campo. Mis ganas de decir las cosas.

martes, 6 de abril de 2010

Campismo/Narcolepsia-Insomnio/#Caleidoscopio

Un amigo y yo nos fuimos de campamento los días finales de la semana pasada. Esto es algo que hacemos desde hace más de diecisiete años. Antes, por supuesto, más amigos compartíamos esta afición. De todos los amigos soy el único que no está casado. Y de todos los casados, sólo a Arturo le dan permiso de viajar de cuando en cuando. Y, no sobra decirlo, estos campamentos ni siquiera son anuales. La última vez que salimos fue a Casitas, en Veracruz, y creo que fue en el 2008. No importa. Este no es el tema de este post.
Han pasado ya más de siete días desde que regresé del campamento y apenas el día de hoy he logrado comprender que no acampé con la finalidad de descansar y evitar así uno de mis quiebres emocionales. En realidad, al salir de campamento lo único que logré fue acelerar el inicio de uno de mis lapsos depresivos. Debí saberlo desde el principio, pero, siempre pasa, no me di cuenta.
Montar la tienda de campaña y preparar los alimentos me generaron un cansancio exagerado. Como si hubiera corrido una maratón. Casi todo el tiempo deseé dormir. El segundo día de campamento salimos a caminar un poco. Fui yo quien pidió regresar a los pocos minutos. La excusa: debía trabajar en #Caleidoscopio. En realidad regresé a dormir. En realidad dormí durante los tres días. Quitar la tienda me hizo sentir como realizar un triatlón. El resto de las vacaciones se me fueron en excusas y en sentirme cansado, queriendo dormir o durmiendo. No trabajé en #Caleidoscopio, el libro del Colegio Mexiquense para la Biblioteca del Bicentenario que me han pedido, desde hace ya más de dos meses, que escriba. Tampoco ingresé a mis redes sociales (alguna cosa compartí desde el Reader, nada más). No respondí cartas. Puse un sólo post en este blog.
Luego de tanto dormir, anoche por fin tuve insomnio. ¿Ah? Nunca creí agradecer un insomnio.
Supongo que hasta el cuerpo se cansa de descansar.
Y pensé (asunto del ocio nocturno).
No he creado nada. Perdón, no he tenido producción personal de ninguna índole en los últimos meses. No he escrito un cuento (lo de #Herpetariocuentario no vale, ha sido a marchas forzadas, ha sido un tanto a regañadientes) (lo de #Caleidoscopio vale menos). Y otra vez, tan pronto como se abandona la sima de la depresión, tengo ganas de producir muchas cosas:
a) Quiero escribir hipercuentos.
b) Mejor aún, quiero, desde Letras de Toluca, coordinar la creación colectiva de una hipernovela de ciencia ficción.
c) Quiero escribir, producir, realizar cortometrajes de uno o dos minutos.
d) Quiero escribir, en un blog, una novela policíaca por entregas.
y e) Por supuesto, quiero hacer el trabajo por el que me pagan. Pero ya sin la presión de la ira que caracteriza mi depresión.
No sé cuánto dure en la cima depresiva. Cuánto, de todo esto, lleve a cabo. No lo sé. Sólo que, aunque tengo fecha límite de entrega y no he escrito nada, ya sé para qué me fui de campamento: para que todo esto sucediera, fuera identificado y concluyera más pronto. Hoy sé que la presión de entregar no importa tanto, he salido de la crisis. Y estar sano es maravilloso.

viernes, 2 de abril de 2010

hipocondria

                                                                 

Estoy ausente. No sólo de la red, del twitter, del face, de Letras de Toluca. Me ausenté del Valle, me fui al sur de campamento. Incluso en Tejupilco me ausenté de la amistad. Me ausenté del trabajo, no sólo el de #tunAstral, el de #Herpetariocuentario, el de #Caleidoscopio, el de #Ideosphérica. Estoy ausente de mi relación con la familia, incluso con @Areligarcia19. Ando ausente del cuerpo, de la mente. Ha regresado el dolor de espalda y he dormido doce, trece, catorce horas al día.
Apenas comienzo a comprender algo. Otra patología acaso. Otro síntoma de esta hipocondria.
Tengo sueño. Un chingo.

martes, 16 de febrero de 2010

narcolepsis

Tengo tanto sueño. Justo ahora que debo estar despierto para entregar los trabajos. Justo ahora que tengo tantas cosas por contar. La cena con Eduardo Osorio, cervezas y propuestas creativas insolentes y provocadoras. Justo ahora que reencontré a dos primos hermanos, perdidos hace años por el bajío, y que sé que a uno le va bien, y al otro no tan bien. Justo ahora que el libro del #Ctescritores está más vivo en mi cabeza que nunca. Justo ahora que el libro del Bicentenario está más comprendido que nunca. Justo ahora que con @Areligarcía19 el diálogo alcanza momentos invaluables. Justo ahora que el presente pone las cosas sobre mantel de pic nic, con vino tinto californiano y sol y brisa y mariposas. Justo ahora que no tengo excusas. Justo ahora, tengo un chingo de sueño.

viernes, 5 de febrero de 2010

Miércoles de lluvia/Goaul's/Fragmentariedades/La otra Narcolepsia/y ya.

Esta semana de agua fue positiva. Las buenas noticias se han acumlado tan bien que incluso tengo ganas de escribir mucho. Y eso es bueno, porque Flor Cecilia Reyes me ha contratado, junto a @la_ramirez y @pedrosandoval, para escribir un libro con datos históricos para lectores no especializados. Cosa divertida, nos pide. Lo publicará la Bibioteca Mexiquense de Bicentenario. Y debería guardar silencio al respecto: otras veces se han mellado los proyectos ya cantados. El miércoles de lluvia fuimos reunidos en oficina de Flor Cecilia, anegados los zapatos y encharcados los pantalones, el #Catorce se quedó guardado ahí, en el estacionamiento, mojado en gerundio. Fueron varias horas de charla amena y positiva. Salimos de ahí con el primer legajo de información producida por los investigadores del proyecto. Vale.// Me he hecho fan a muchas cosas. El día de hoy, hace rato, confesé por tuiter que ando buscando archivos de audio con voces de escritores y conferencistas. He descubierto que prefiero manejar escuchando eso que otras cosas. Lo que no confesé es mi adicción a la serie Stargate. Nunca la había visto. Ahora, desde la red, descargo uno, dos o hasta tres capítulos diarios de la saga SG-1. He soñado con viajes interplanetarios a través de un hoyo de gusano artificial. Ahora uso la palabra ralentizar. Me he visto charlando con Teal'c sobre lo peculiar de su liderazgo (lejano) de la revolución Jaffa contra los Goaul's. ¿A alguien le importa esto? A mí sí. Todos los días confirmo que no soy geek, soy nerd.//Fuimos al #Ctescritores para la presentación del libro Fragmentaciones, la más reciente publicación del Centro. José Falconi es el autor. @alonsoguzman y José Ruiz Mercado, jalisquillo, hablaron sobre la edición. No he leído la novela. Me parecieron más interesantes los textos de ambos presentadores que lo que ofreció Falconi en su lectura larga y tediosa. Pero juzgaré más hasta leerla.//Tengo ganas de escribir mi novela. Quiero decir: Narcolepsia. Hace unas semanas no quería hacerlo porque #Herpetariocuentario fue seleccionado y tendré que cumplir con lo pactado. Ahora pienso otra cosa. Siempre he querido escribir esa novela, ha mutado y ha crecido o decrecido, pero es la misma historia, intercalada, interactuada, nuevos y viejos personajes que me visitan a charlar. Me he propuesto algo en el secreto de los que no leen este blog abierto: no le diré a nadie en voz alta que la estoy escribiendo. Tampoco aclararé que los domingos por la mañana me escaparé a algún café para hacerlo. Es el único día que tengo para escribirla. El proyecto Narcolpesia que escribí hace unos meses (buscando otra beca) incluía escribir un guión para hipernovela. Eso no lo haré por ahora. Será después, alueguito, cuando ya sea libre.//La jurado local del Fecaem confesó durante la reunión del miércoles de lluvia que se vio obligada a defender un proyecto escrito a mano, porque sabía que el proyectista valía la pena. Luego se asombró cuando se enteró que yo había participado. Nunca recibí tu proyecto, me dijo. El que hace la preselcción del Fecaem decidió que un proyecto escrito a mano debía pasar, pero el mío no. No lo entiendo.//El día de hoy lo dedicaré a escribir. Tan pronto como salga de #tunAstral iré por @Areligarcía19, iremos a comer tacos árabes (por su insistencia), y de ahí a trabajar en #Herpetariocuentario. Por la noche avanzaré en el libro por el que me han contratado. Y ya. Narcoléptico todo, lo sé.

domingo, 31 de enero de 2010

#Ctescritores y #Herpetariocuentario/Fogata/Apestando

Sábado 4 de la tarde. Narcolepsia. Cuatro y media. Dio inicio la sesión del #Ctescritores. Los puntos, varios. Iban a permitirme ser asociado. Y votaron por un sí, que lo sea. Soy asociado. Hubo aplausos. Me dieron  gusto muchas cosas: i. Vi a @albertochimal, le di un abrazo y agradecí por que aceptó ser mi tutor=asesor=guía en el desarrollo del proyecto #Herpetariocuentario; ii. El Centro tendrá una Comisión Editorial que estará coordinada por Félix Suárez y esto debiera ser noticia estatal: Suárez tiene pasado, presente y futuro en la edición de libros en el Estado de México, y es el poeta. El Poeta;  iii. Me dieron el primer pago de la beca; iv. Junto a mí, fue nombrado asocaciado José Luis Herrera Arciniega. Lo que no me dio tanto gusto fueron: a) las condiciones económicas del #Cteescritores: falta, como puede imaginarse en una AC, un chingo por recaudar fondos. Yo quise hablar de un comisión permanente, un proyecto continuo, para recaudación de fondos. Lo que hubo sólo fueron ideas, innegablemente buenas, pero sueltas. y b), el #Ctescritores ha prohibido fumar en sus instalaciones. ¿Y ahora, dónde escritor café y cigarro juntos? También debiera se noticia estatal//Llegó mucho familia a casa de mis padres. Gente no conocida en su mayoría. Primos y primas queridos también, acompañados de sus descendientes. Hicimos una fogata.


El fuego ardió desde las diez y hasta las ocho de la mañana del día siguiente. Largos momentos de carcajadas. @Baronficcion se burló de todos. No fui la excepción y, qué hacerle. Mi hermano sabe de eso: humor a costa de todos, incluso de él mismo. El cliché (cómo me gustan) de la música viejita en la radio de un celular. Take my breath away. Viejas maderas que mi familia fue recaudando durante más de tres lustros. Ardió una escalera completa, dos mesas plegables, una vieja cama, cabos de azadón y zapapico, una tarima. Jugamos con el fuego. Lo hicimos alto y delgado, luego ancho y poderoso. Hubo quemazón de piés. No dormí en toda la noche. Y mi cámara perdió la mayoría de las fotos: el acumulado de cervezas, el rojo ardiente de las brasas, la prima trastabillando. Los jas jas jas. Lo malo, no estuvo @areligarcia19 conmigo.// Me duele el cuerpo. La ropa arrojada al cesto apestó a humo el cuarto completo, ni siquiera #Raymondelcuyo huele tan mal. Ni siquiera yo huelo tanto a León. Tengo sueño atrasado y escribo esto. ¿Qué ganas? Comprenderme.

viernes, 29 de enero de 2010

@culturaentoluca/Cafetales/y el cambio

No llegué al trabajo, en tunAstral, porque no pude despertar. No es chistoso en realidad. Mi cuerpo otra vez tuvo un ataque narcoléptico. Debía estar a las siete de la mañana en la oficina para presentar un libro tunAstralo en una escuela secundaria. No pude levantarme. Los ojos se mantuvieron cerrados y la mano izquierda apagó la alarma del celular una y otra vez, cada diez minutos. Me reporté enfermo. El estómago, dije a mi jefa, a las nueve de la mañana, vía mensaje de texto. Me quedé en casa para tuitear un rato, revisar algunas lecturas pendientes, y continuar con la creación del blog del Ocotito. El suceso del día, @delaqueva organizó un tuit para dar noticias de cultura en #Valletoluca. Me invitó. Me gusta la idea, pero no me la creo del todo. A eso de las cuatro ya era noticia: "periodistas culturales, inconformes con el cierre de espacios, como periódicos, abren este tuiter que también será blog". En Radio Mexiquense, @silmaheret era entrevistada por @alonsoguzman al respecto. Más tarde, @milenioedomex daba la misma nota. Todos estamos inconformes por el cierre de la sección cultura de Impulso; pero, ya dije, no me la creo del todo. He visto ir y venir proyectos culturales en mi querido Valle. A veces no funcionan, a veces nos aburrimos, a veces son ambiciosos. Ademas éste, como otros proyectos, nace sin planificación. La gran ventaja es que nace de una necesidad real. Y por eso voy a entrarle con todo. Procuraré que sea divertido, cambiante, y un desafío cotidiano. El blog ya está abierto, pero a estas alturas no tiene ni una sola nota. Cuando tenga algo publicado lo compartiré. //Más tarde fui por @Areligarcia19 a su casa. Fuimos a un restaurante chino, frente a la #plazagozalezarratia: mucha grasa y más sal que nunca. Un verdadero manjar. Lo cuento como excusa para lo que siguió. Nos subimos al #Catorce, mi coche, y recorrimos tres sitios que recomiendo: Charco Café,  Tantra Lounge, y Rocco Café. En el primero el grano es excelente. En el segundo la carta de tés es insuperable. En el tercero ponen cine. En todos se puede fumar. Fuimos a repartir Ocotitos, la revista. Todavía no me asumo como vendedor. No me termina de gustar la idea. Pero he dicho que me comprimetía y lo pienso hacer. También me comprometeré con @culturaentoluca. A fondo. Recorrer las calles de Toluca siempre es un placer. Todavía no sé la razón de que así sea. Tal vez porque lo hice sin prisas; porque charlaba con mi chica; porque me tocaba ver el anochecer; porque quiero a esta ciudad apersonalizada. Antes del regreso, pasamos a un café en Metepec para hacer lo mismo. Metepec es amable, pero siento una sonrisa plana de sus habitantes. Supongo que es viernes por la noche, y es quincena, y todos esperan una derrama económica en los bares. Tal vez es eso.//Terminamos la jornada estacionados frente a un parque cerca de casa de ella. Un parque vacío de corredores nocturnos y de perros paseados. Fumamos un par de veces, seguimos charlando. No fueron asuntos de ventas, tampoco de cultura, mucho menos de tuits o blogs. Era sobre nosotros, de que quise poner una lona hoy por la mañana, de que ella jugó con sus perritas, sobre la novela de ciencia ficicón que tenemos en común, y sobre viejas caricaturas japonesas. Sobre nosotros. Eso fue lo mejor de todo.//Pongo al final esto: Narcolepsia se aleja de un lenguaje y un discurso que nunca logró. Lo escribí al final para que nadie lo leyera. Para que no se enteren. Para que no extrañen lo que no llegó a estar aquí. Tampoco borraré lo anterior. Que quede constancia de que, con todo, nada cambia.

miércoles, 27 de enero de 2010

Las calles [colaboración para El Ocotito]

   Para @delaqueva, @ItzelBlue

Hubiera querido escribir sobre calles. De ahí el título. Incluso tecleé media columna sobre abrir la puerta de casa y dar un paseo. A pie o en coche, en autobús. Recorrer las calles. Debí borrarla. La idea no se dejó. Se me antoja más escribir sobre viajes. Sí, todo viaje inicia en la puerta, se toma una calle. Me refiero al hecho de la partida. A veces partimos rumbo a la oficina. Un viaje chiquito. Una ausencia corta, pero ausencia. A veces salimos más tiempo. Viaje de negocios. Vacaciones. Fin de semana. Regresamos. A veces en solitario (y la ausencia se comparte entre más personas, las que se quedan). A veces, en cambio, acompañados (y, por ende, la ausencia se repate entre menos). Otra veces, ay, nos vamos por tiempo más largo. Varios meses. Varios años. Una vida. El viaje corto se elonga. El largo se puede interrumpir. A veces la prospectiva anuncia el no regreso. Nos quedamos los hijos, los padres, los primos, los amigos. ¿Dónde anda? ¿Está bien? ¿Encontró lo que buscaba? ¿Su horizonte será tan hermoso como el Xinantécatl vestido de blanco? (No lo creo). Esta columna ni es columna ni es sobre calles ni es sobre viajes. Partidas. Es sobre los que se quedan. Alguna vez yo partí: toda mi familia lo hizo. Dejamos el primer hogar, el segundo. Nos quedamos aquí, vemos al señor desnudo que se viste de blanco. Todos tienen derecho a irse. A quedarse. Se quedaron amigos, novias, familia. Hicimos nueva familia. Los que se quedaron hicieron lo propio. Esta columna que habla de símbolos ahora charla sobre uno. La ausencia. El niño llora por mamá. El remitente se vuelve destino. El café es soluble. También existe el derecho a extrañar. Lo que dejamos atrás. Lo que se fue (a quien dejamos atrás, a quien se fue). Depende la perspectiva. Decimos ojalá regresen. Decimos a lo mejor regreso. (Decimos no quiero regresar). Esta columna tampoco es sobre los que se quedan. Es sobre habernos ido. Es señalar el punto del mapa. Allá estoy. El que se va (los que se van) puede(n) abrazarse a si mismo(s). El que se queda, lo mismo. Es decir: Acá o allá es lo mismo. La ausencia se siente en ambos lados. Estamos iguales. Pero no, eso no queda. Se extraña al amigo. Esta columna tampoco es sobre el símbolo. Es sobre el cliché. Esto ya se dijo. Se seguirá diciendo. No importa. La vida sigue (otro cliché). Todo se supera (cliché). A veces se olvida (uno más). El peor cliché: es para el bien (¿de quién?, ¿del que se va?, ¿del que se queda? ¿Por qué, si los dos son ausencia?, ¿cómo podría ser bueno?) Pero el cliché es razón. Y esta columna ni es columna ni habla sobre calles ni sobre viajes ni sobre símbolos ni sobre clichés. Son palabras. Es charla. Yo tengo a quien abrazarme, para esos casos. Deseo lo mismo. Hubiera querido escribir sobre las calles. Me quedé con el título.

Café [colaboración para revista]

Antes de escribir me he preparado un café. Es ritual. Cada vez que me siento ante un libro para desentrañarlo, cuando navego por Internet por placer, al verme con los amigos o mi pareja, y sobretodo al escribir, bebo café. Ahora, además, tiene que ver con el fresco de los días invernales y el encierro que significa estar en una oficina que resguarda libros del sol y la intemperie: el lugar donde laboro.

Este ritual no es de mi propiedad. El café se sirve para mediar mesas políticas; la pareja de enamorados que soluciona conflictos o alarga el acto amoroso; el joven estudiante y el empleado acuciados por una entrega urgente; el camionero que viaja quince horas de trayecto para entregar su mercancía; el oficinista que llega medio despierto a su escritorio; el indígena que labra la tierra, e conferencista famoso o el especialista en una mesa de debates: todos beben café. En algunas comunidades costeras o del sur en nuestro país también se sirve al niño.

Despertador, alertante, estimula con cacao, bien caliente, endulzado con piloncillo y canela y preparado en una olla de barro, molido con el metate o con un aparato profesional, enorme o casero. Para el calor se bebe con hielos. En las viejas películas mexicanas, en blanco y negro, se le ve en presentación soluble, en una marca que hasta la fecha vive en más de una alacena, probablemente la nuestra. Se prepara en casa por la mañana, se solicita en el bistró o se pide, mediante la insersión de monedas, a una vending. Se guarda, ya preparado, en recipientes térmicos. Si fue comprado en una tienda de conveniencia mexicana se bebe con un popote (no entiendo esta práctica). Con leche, sin leche, con azúcar, sin ella. Con hierbas, masticado, con una coca cola. La cafeína se suma al ácido acetil salicílico y al paracetamol para quitar las cefaleas o estudiar sin la presión del sueño. El café para limpiar el estómago, el café para hacer la mascarilla.

También se le puede beber dentro de la novela, dentro de la pantalla, cuando los protagonistas que hemos aprendido a querer/odiar beben café sensualmente, acompañado por un cigarro. Se le puede beber en la historia de nuestro país o en la de América Latina. Cortázar bebía café en París, junto al Sena. La cabra (aquella del mito) que comía granos que la hacían mantenerse despierta toda la noche y el cabrero tan hábil que buscó imitarla para descubrir este grano. Podemos beber el café en el arte. En la pintura, en el teatro. Los beatles bebieron café en una fotografía. En Toluca, el café preparado por el pintor Matinef era legendario: el pozo del pozo revuelto con café de ayer revuelto con café de antier y servido en tazas nunca lavadas: dijeron los que se animaron a probarlo que era prodigioso. Las telenovelas no se han sustraído de la práctica (¿cómo no recordar a la original Gaviotica, charlando en colombiano y dejando sus labios marcados en el empaque de un café de altura?)

Y las frases célebres pintadas en cientos de cafeterías: "Es verdad que el café es veneno lento, lo bebo desde hace cuarenta años", "El amor y el café que se han enfriado nunca saben igual, incluso si se les recalienta", "Lo malo del café no es que sea diurético, sino que te dan hartas ganas de mear".

El Valle de Toluca se ha vuelto un espacio ideal para consumirlo. El largo invierno que se vive en estas latitudes (otoño e invierno unidos en una sola estación, larga larga), el fresco que vivimos. Podemos hacerlo mientras, como ahora, en el horizonete el Xinantécatl se viste de blanco; mientras el viento sacude los árboles; mientras nos arropamos con bufanda y seres queridos; acompañado de un par de galletas y escuchando, por ejemplo, música de los países que producen café: siempre alegres incluso en la desgracia. O en soledad, recordando a quienes quisimos y nos quisieron; recordando, pues, las veces en que beber una taza de cafe significó algo especial.

Los dejo ahora, voy a servirme otra taza, de ésas cuyo vapor aromático augura un gran día.

miércoles, 13 de enero de 2010

Los Arreolas no abundan (colaboración para El Ocotito enero 2010)

Casas de cultura, cafeterías, bibliotecas, museos, plazas abiertas, algunos hogares y las redes sociales por Internet son potenciales sedes para que suceda un taller literario. Y hay modalidades. Algunos talleres reúnen a personas que se consideran como iguales entre ellos y entre todos existe un labor de crítica sobre los trabajos literarios mostrados. La forma más usual de taller literario es donde existe un coordinador (el maestro) que es quien desea compartir su experiencia en las letras con otros de menor rango (por su experiencia).
Básicamente, en un taller literario se leen los textos de alguno de los participantes y los demás deben comentar aciertos y errores encontrados. Si existe la figura del coordinador, éste dará la última palabra y el escritor deberá renunciar a su sueño artístico o, si bien le va, reescribirá su cuento, poema, ensayo o guión dramático.
He sido participante en varios talleres literarios, en ambas modalidades. Incluso coordino talleres en las ciudades de Toluca y Metepec. Y con todo me he permitido dudar de la pertinencia de ellos. ¿Sirven realmente? ¿Se han generado verdaderos escritores en los cientos o miles de talleres que existen en todo el territorio nacional? La pregunta es difícil de responder. Sobretodo porque, aunque algunas de nuestras plumas más prestigiadas han pasado por talleres literarios, todos ellos tienen otros respaldos de información y experiencia que complementan sus trabajos literarios.
Y no debemos olvidar que la figura del taller literario no es tan vieja como la palabra literatura. Es decir, los grandes maestros universales de todos los tiempos difícilmente acudieron a sesionar sus textos con otros amigos mientras escuchaban música de una grabadora o de plano bebían un buen whiskey.
Algo más. Si bien otros talleres, sobretodo los impartidos en Casas de Cultura, sirven para iniciación a las diferentes artes, el taller literario se queda ahí. El asistente no podrá asistir a una licenciatura en creación literaria porque no existe. Las carreras de Letras, en todo el país, no están hechas para producir escritores, sólo conocedores. El licenciado en letras (para proponer el ejemplo de un amigo) es el ginecólogo. Mientras que el escritor es quien hace al bebé. Debo aclarar que las escuelas de escritores en este país son sólo muchos talleres literarios en un mismo sitio, con algunas clases de historia del arte.
Con todo, esto es el siglo XXI, aún, por su infantilidad, un siglo dependiente del XX. Y no es sencillo imaginar la escena literaria del mundo sin los talleres. Con todo y la falta de técnicas didácticas por parte de los coordinadores. Con todo y el peligro inminente de la influencia negativa del coordinador (que el tallerista escriba con el mismo estilo del maestro). Con todo y la desigual calidad del maestro, que bien puede ser un chantajista o un verdadero líder de opinión. Los Arreolas no abundan.

domingo, 3 de enero de 2010

Lana y papel que vuelan

El dia de hoy fui a Gualupita, nombre cariñoso a un municipio del Estado de México que tiene por labor cotidiana la hechura de ropa de lana. Mucha de ella muy hermosa. La sorpresa fue que me encontré con este espectáulo de globos de cantoya en la plaza pública. No me lo esperaba. Fue muy grato.



Fueron varios intentos para que el globo se elevara, pero al fin lo logró. He aquí el último de los intentos.