Estábamos en Emprendedores por el Arte, la Cultura y el Turismo por México, una suerte de conferencias organizadas por el Instituto Mexiquense del Emprendedor (IME) y pagadas por la Secretaría de Economía, donde los tres teníamos como objetivo hallar gente que pensase como nosotros. La sede: El Club de Leones en Atlacomulco y, como al menos dos de éstos tres somos leones de nacimiento, pensamos que sería un espacio acogedor, casi familiar.
(@baronficcion -y tradicional paliacate- pone atención a las charlas)
Era la hora del taller. En las cuatro o cinco horas previas no encontramos con quien charlar y terminamos formando un equipo de tres personas (cada mesa era para diez). Teníamos que esbozar, luego de palabras y palabras que nos explicaron que las tradiciones mexicanas son bonitas y las gringas son feas y malas, un plan de negocios cultural (o turístico) que fuera a sacar de la pobreza a la gente allí reunida, y del anonimato las tradiciones y cultura mexicanas, porque al parecer nadie en el mundo las conoce.
(Cabe aclarar que la gente allí reunida era un noventa y nueve por ciento acarreados de escuelas de los alrededores, punto cinco por ciento políticos que no entendieron nunca eso de cultura, y el resto éramos @taniahernandeza, @baronficcion y arroba un servidor).
Y como no fuera a ser que me viera obligado a explicar (a las otras mesas) las diferencias entre cultura y arte, fue que propuse así, a bocajarro, la idea de hacer un cómic. E hice equipo empresarial, ahora en el papel, con mi broder.
La verdad es que tengo varios meses recordando aquella época en que escribir y leer cómics era parte fundamental de mi día a día. Y la verdad es que, ahora que convivo diariamente con el proceso de cambio de pensamiento de ser un productor artístico a un empresario, creo que (además de que el cúmulo de ideas creativas aumenta día con día) la realización de un cómic es una posibilidad económica. Lo cual me emociona.
Los números resultaron positivos sobre el papel y, desde ese momento, mi cabeza anda dando vueltas.
Debo concluir esta idea con una anotación: el proyecto de @taniahernandeza en ese momento sirvió para terminar de darle forma a otra idea empresarial que ha rondado hace meses las cabezas de los que formamos parte de @CarambanoLibros. No diré de qué trata hasta que haya avance.
El sábado y el domingo me he dedicado, entre otras cosas, a revisar el texto ya revisado por @elisena_menez, quien es en la teoría la tesorera del Centro Toluqueño de Escritores (CTE, @cteac) pero en la práctica la presidenta del organismo, y la directora editorial, y la coordinadora de actividades artísticas, y la encargada de relaciones públicas, y la escribidora del tuiter y del feisbuc. Se trata del #libroinexistente. Al parecer, @elisena_menez se ha propuesto publicarlo y no sólo eso, quiere que se haga de la mejor manera posible; de allí que esté proponiendo una serie de cambios y esté realizando un trabajo profesional y serio conmigo.
No había vivido antes un proceso editorial de esta forma: lo agradezco porque me divierto mucho.
Quién sabe, a lo mejor de verdad estaré en la @FILGuadalajara este año, libro mediante, ahora sí con un tiraje de verdad.
En ésas estaba (revisando las revisiones del libro), frente a la computadora y frente a @taniahernandeza frente a su computadora, con café veracruzano preparado por la mañana y guardado en termo, escuchando una selección pianística de música cubana, en la librería, cuando entró el buen Daniel, quien es también un empresario cultural (sus tres pymes son dedicadas al disfrute estético: un estudio de grabación, una academia de danza y una cafetería en el centro de #Metepec) y nos dijo así, a bocajarro, sin previo aviso alguno: estoy pensando en algo bien loco, ¿y si hacemos un cómic?
¿Qué se supone que deba responder?
Os quiero.
Á